El premio Peter Pan
Celest McMaster
Pelea de perros
La imprevisibilidad de esa perra gitana,
la culpamos, ¿no? Unido de la polea
al cable, limitado por alambre estirado desde el árbol
al puesto de la casa, caminando de un lado a otro bajo el chino
morera, era un problema cuando estaba en celo.
Madre silbó estridente entre sus dedos,
pero pelearían sin pausa. Correr
con la jarra, vertiendo té sobre sus cabezas,
macho y hembra gruñendo casi chasqueando
hasta la muerte. Para gitano, casi desgarrado,
viajes al veterinario, puntos, cicatrices.
Esta noche huelo el miedo y la furia, el sudor,
los perros mojados Soy testigo detrás de mis ojos
la niña que era, que escuchaba detrás
todas las puertas cerradas, incluso cuando en el piano
tocando escalas, las escenas borradas de la noche
antes, la forma en que los padres se peleaban,
un borrón de dientes y piel, sangre
frotado en la tierra.