El premio Archibald Rutledge
Aly Goodwin
En la luna de la fiebre amarilla, Campobello, Carolina del Sur, 1916
Durante días un ratón ha roído
el colchón sobre el que yace la hermana Sallie
muriendo de la fiebre biliosa,
hablando loco y dando vueltas
en las olas de los edredones empapados de sudor,
mamá la esponja hacia abajo sin cesar
mientras los días estallan en noches
y las estrellas aparecen como pequeños corazones oscuros.
Esta mañana el ratón no roe más,
atrapados en las bobinas de hierro de los resortes de la cama.
Las vacas a lo largo de Motlow Creek se inclinan por el calor
y mirar en silencio a través de la autopista 176,
cerca de Gramling, donde me acuesto boca abajo
cobijado bajo un cerezo silvestre cuya corteza
lleva el brillo de la plata de Taxco.
Aparto las briznas de hierba mojada como un animal
acicalando a sus parientes, buscando algo
sólidos como cuerpos bronceados desnudos de patas azules
hongos, cazar con las manos a través de la hierba
de donde suben reyezuelos, buscando a Jesús.